Los olvidados, la gente indi, aquellos a los que la ciudad considera meras decoraciones típicas y pintorescas, son las consecuencias humanas de un sistema ingrato. El peligro nos asecha porque existen.
Nos hemos hecho así, daño entre todos, dañinos en potencia.
Su destino desde la concepción, es ser parásitos sociales, los esquivamos para evitar el contagio y el peligro,
somos todos iguales, aunque las heridas de la pobreza marcan como al ganado a millones de niños que nacen sin ser lo que son, y aparecen a la vida desposeídos de dignidad y valores.
Los valores que no son los mismos para todos, tienen espacio en la sociedad conformista,. El destino es inmutable para pobres, medios y altos, y los valores para cada grupo es diferente.
Los valores cambian como quien cambia de zapatos. Está el valor para robar, que castigado como quien golpea a su madre, cataloga de involucionado al ladrón, pero la cadena de la evolución es así y aún peor hay hombres que roban vidas para ser ricos. La media que aspira a clase ascendente, valora la capacidad de emprendimiento y busca entre su educación la moral y el crecimiento económico.
El valor del materialismo instintivo del que hoy somos hijos, nos hace más fríos y competitivos.
La clase adinerada valora su puesto social, su aspecto europizado que los aleja por mucho de la morochidad indígena, y como Dioses griegos, nunca bajan del Olimpo para no mezclarse con la muchedumbre.
Nos equivocamos de camino, poque olvidamos a qué venimos, olvidamos quiénes somos y olvidamos la contemplación de la naturaleza, olvidamos que somos hermanos, olvidamos ser vulnerables y tapiados de escudos somos invencibles... no sería malo ser vencido, si al menos aprendiéramos a perder y no buscar ganar a costa de lo que sea.
No sabemos amar, no sabemos valorar y no sabemos crecer... no sabemos qué es ser libre ni cómo ser felices, porque el aspecto externo es tan importante que lo demás se sacrifica
Como los secretos familiares, lo que fue oculto reclamará salir, y a duras consecuencias, los cambios comienzan a gestarse. Aunque sean duros, yo los espero.
Esperamos algunos que estos aires deparen lo que buscamos.
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